¿Es posible una planeación de la Cultura Dominicana?
Siempre hemos tenido inquietudes y cuestionamientos acerca del funcionamiento de las mentes y sus componentes, de sus relaciones directas a través de los diferentes tipos de lenguajes; cómo perciben ciertos grupos o la sociedad en general determinados eventos; los hechos materiales que el fenómeno de pensar produce, y, sobre todo, el ulterior uso y control sobre éstos.
Hemos obtenido respuestas a muchas interrogantes, hemos adquirido muchos conocimientos, logrado hacer evidentes avances. Pero, ¿estamos aplicando esos conocimientos en nuestro beneficio como grupo humano, como nación? ¿Nos hemos preguntado si es posible hacer que nuestros ciudadanos se encaucen en un proceso de transformación conductual con el objetivo de cambiar nuestro comportamiento hacia un bien común, adaptado al presente y con miras hacia el futuro?
El nuestro es un país donde sabemos que existen discrepancias (morales, sociales, económicas) muy contrastadas entre sus propios integrantes. Sabemos de las deficiencias educacionales, del rápido incremento de la violencia, nuestro alto consumo de bebidas alcohólicas y tabaco, de nuestro problema existencial de “todos lo hacen así”, de nuestros prejuicios, del irregular uso de los medios de comunicación masiva. Sabemos de la influencia de otras culturas que –por su fuerza o proximidad– nos inducen a la adopción de nuevas prácticas que, para nuestra realidad social, resultan muchas veces disfuncionales, por no decir totalmente innecesarias. Sabemos que hay otras complicaciones; sabemos que no todo es perjudicial y desfavorable. También sabemos que cada una de esas variables podría ser controlada mediante la ejecución de un proyecto de modificación conductual [a nivel nacional].
Para nosotros no sería un riesgo adecuar a nuestro contexto actual las aportaciones de la ciencia psicológica (en una integración de sus diferentes campos) y de otras ciencias, con el fin de elaborar, no sólo una planificación, sino también un proyecto de modificación conductual [colectivo] que nos permita “mejorar” –quizá se prefiera el término “fortalecer”– nuestra cultura.
Pero proponer que se someta a investigación la posibilidad de ir modificando gradualmente nuestra conducta [pública], para que de una manera sistemática logremos expandir a todos los espacios nacionales una nueva actitud hacia –por así decirlo– nosotros mismos, puede que parezca una “loca utopía skinneriana”. Así, que, [sólo] reflexionando juntos, con nuestra mente abierta, lograremos respondernos si “es posible una planeación de la Cultura Dominicana.
--------
Publicado en la revista Mente Abierta de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica Santo Domingo.
